domingo, 10 de mayo de 2009





En este cuento, el gallo Robin es la víctima y será enterrado con la participación del resto de animales del bosque; nadie escabulle su participación ante el cadáver. La colaboración en el funeral será conforme al protocolo funerario más estricto. Este cuento para niños de autor desconocido fue publicado en Nueva York en el año 1889. Las ilustraciones tienen un hermoso halo dramático y no se oculta ningún detalle a pesar de que hay escenas bastante macabras. Hoy ese cuento no sería publicado, en todo caso, pocos padres se lo leerían a sus hijos. Los cuentos clásicos, con su carga de crueldad, nos han ayudado a expresar y construir nuestras fantasías; con las hadas buenas y los ogros al acecho, hemos comprendido que el mundo es ambivalente, peligroso, pero también que en algún lugar de este tenebroso universo nos espera un sapo que se convertirá en un tipo genial y que, quizás, hay una varita mágica de la que echar mano en un momento de desesperación.


Poor Cock Robin. New York, 1889. Illuminated Book.

3 comentarios:

  1. es la tendencia natural; o sino compara el antiguo con el nuevo testamento...pues lo mismo pero en cuentos infantiles, no ves que sino no vende.

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  2. No sé, quizás hay quie ir cambiando el tono de las historias y el contenido violento o la manera de presentarlo, de forma cíclica, primero a lo bestia, luego se suaviza y así hasta el final de los tiempos.

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  3. entonces...¿se estará amuermando la humanidad?

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